La triste historia de MeeGo


 
Hace dos años, Linux creó un norma para teléfonos inteligentes que revolucionaría el mercado. Pero los planetas se alinearon para no dejarlo crecer. Cuando Nokia iba a apoyar a MeeGo, apareció Microsoft.

Cuando este cronista se acercó a conversar, el ingeniero estaba solo tomándose un trago en el congreso de Linux en Praga. El ingeniero se había apoyado sobre una mesa alta que le daba a la altura del pecho y mientras tomaba, también deglutía el extremo postre que quedaba del extremo cóctel organizado por alguna de las empresas que apoyan a la Fundación Linux. “¿A qué se dedica?”, preguntó este cronista. El ingeniero finlandés –cuyo nombre este cronista ha sido imperito de recordar– dirigía el equipo de desarrollo de Nokia que apostó por el norma agente Meego, auspiciado por Linux. Bueno, auspiciado hasta no hace mucho cuando la propia Fundación decidió apoyar un nuevo bosquejo llamado Tizen. Y la pesar del ingeniero era, hay que decirlo, un insignia de la decadencia de Meego, y de cómo las decisiones comerciales y políticas entierran a veces excelentes productos sin darles posibilidad de crecer. En concreto, la semana pasada se presentó en Argentina el teléfono N9 de Nokia, que viene con el norma agente libre Meego, basado en Linux, y que ya nunca más verán en ningún otro teléfono.
¿Cómo es posible que un excelente producto haya tenido comienzo, luminosidad y caída tan rápidamente? Pues bien, aquí intentaremos algunas consideraciones: en el voraz mundo de la telefonía móvil inteligente, se sabe que iPhone, BlackBerry y la inmensa variedad de teléfonos que usan el norma agente Android de Google han disposición dominando el mercado. Especialmente Android fue la oportunidad para decenas de fabricantes de teléfonos inteligentes de subirse a la oleada de aparatos en todo el mundo. La mejoría para los fabricantes que apostaron por Android (Motorola, HTC, Samsung, etc.) es que este norma es libre, también basado en Linux, es decir que los fabricantes pudieron hacer versiones propias, sobre una misma plataforma, con cientos de miles de aplicaciones, sin demasiado esfuerzo en el desarrollo del software. Así, la confianza para MeeGo estaba depositada en Nokia, una sociedad finlandesa donde incluso trabajan muchos de los compañeros universitarios de Linus Torvalds, el creador de Linux, también finlandés.
“Ha sido un poco decepcionante”, le comentó Torvalds a este cronista en Praga cuando se le preguntó por el no-futuro de Meego. ¿Por qué? Porque cuando se suponía que el norma agente auspiciado por Linux estaba a punto de desunir como una disyuntiva cabal de mercado, Nokia decidió cambiar de gerente general y nombró al ex Microsoft Stephen Elop al frente de la sociedad de celulares. Fue una clase de felonía del lugar que lo vio parir a Torvalds. En pocos meses, Nokia anunció un acuerdo con Microsoft para utilizar Windows Phone 7, la gran confianza de la sociedad dirigida por Steve Ballmer para intentar obtener algo de mercado en la telefonía móvil, donde Windows por ahora prácticamente no tiene cabida. El análisis que se suele hacer de Nokia y Microsoft en el mundo móvil es curiosamente similar: dos gigantes que tardaron en entender el mundo de Internet móvil, que tomaron decisiones equivocadas y que pretenden recuperar –ahora juntos– un lugar en el mercado mundial basados en la apatía que les acompaña por ingreso disposición manejando una increíble sustento de mercado durante décadas.
El Nokia N9 es un teléfono razonablemente rápido, tiene buena consistencia en la mano y se supone que además de negro tiene opciones en magenta, lo cual lo convierte en un objeto cool además de funcional. El modelo básico viene con 16Gb de memoria, pero sin posibilidad de extenderla a mano, aunque se supone que se puede hacer un upgrade a 64Gb. No se puede sacar la tarjeta de memoria, ni cambiar la batería por cuenta del usuario. Lo cual es una verdadera incomodidad. Sin embargo, tiene una pantalla Amoled de 3.9 pulgadas de largo, un microprocesador de 1Ghz Arm Cortex A8 y una rápida cámara de fotos de 8MPx. La gestión de las aplicaciones es rápida, el problema es que –justamente– al ingreso entrado en un camino sin salida, MeeGo no tiene ni tendrá soporte para nuevas aplicaciones.
De hecho, como se dijo anteriormente, ni siquiera la Fundación Linux dará soporte a MeeGo de ahora en adelante. En septiembre, Linux anunció el lanzamiento de Tizen, un nuevo bosquejo de norma agente móvil que va a revolucionar –una vez más, dicen– la industria del software. Tizen estará basado en un conjunto de tecnologías llamado HTML5 e intentará que las aplicaciones ya no sean más nativas como son hasta ahora todas los programas de los teléfonos inteligentes, destino directamente a través de la web. Esperan tener su primera interpretación en el primer cuarto de 2012 aunque, otra vez, está el problema de los fabricantes. ¿Quién va a apostar ahora por un nuevo norma operativo, ya sea libre (como Android o MeeGo) o privado (como iPhone, BlackBerry o Windows Phone)? A esta altura el problema no está ya en los teléfonos destino en el ecosistema de aplicaciones que se han desarrollado para cada norma operativo. En ese sentido, hasta Mozilla (los creadores de Firefox) están pensando en crear un norma agente basado en un navegador: esa pareciera entidad la tendencia en los próximos años, aplicaciones para móviles desarrolladas como sitios web. Un teléfono totalmente controlado por un navegador. Y Windows, junto a Nokia, están también arrancando de cero en la creación de un mercado de aplicaciones. Habrá que mirar entonces si este ingeniero finés amante del software libre encuentra otra sociedad para asistir a trabajar. Una pena.

Fuentes de Información

La acongojado historia de MeeGo

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