Voy a la frutería

¿De verdad? ¿o vas a una tienda en la que además de fruta encuentras otros productos alimenticios? ¿O vas a un supermercado en el que además de productos alimenticios encuentras productos para el hogar, para el deporte, libros …? ¿O vas a un gran centro comercial en el que además de productos para el hogar, para el deporte, libros … encuentras servicios para el ocio, como cines, boleras, restaurantes, pistas de esquí …?

¿Hablas con el frutero o la frutera? ¿Le preguntas por la fruta que tiene más rica, por la verdura que te aconseja? ¿O no tienes tiempo y coges una bandeja que lleva un preparado para unas lentejas envuelto en un papel de plástico? ¿O tienes tiempo, pero en el gran centro comercial no hay ni frutero, ni frutera, sino personas que anda de un lado para otro reponiendo e indicándote dónde encontrar cada producto?

¿Somos conscientes de qué significa un gran centro comercial en nuestras vidas? ¿De verdad pensamos que nos hace la vida más fácil? ¿Qué calidad tiene la fruta que comemos, el ocio del que disfrutamos? ¿Cuánta energía es necesaria para mantener estos establecimientos? ¿Cómo cambia nuestra ciudad?

Todas estas preguntas me surgieron al leer esta noticia:
El sector del comercio dice que ampliar los horarios comerciales convertiría en desierto las calles
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